Las navidades de 1991 en Sarrià fueron muy movidas. La pésima situación del equipo, colista y con una falta de calidad notable en todas sus líneas, provocó que el presidente Julio Pardo como Lenin en 1917 hiciera su particular Revolución Rusa a la blanquiazul, ya que de la mano de Iñaki Urkijo de la empesa de representación Gestisport se trajo a tres rusos de una tacada: Dimitri Galiamin, Igor Korneiev y dos días más tarde a Andrei Moj.
El otro ruso, Dimitri Kuznetsov, vino en febrero a causa de la lesión de su compatriota Korneiev que debía estar dos meses parado por una lesión que sufrió frente al Zaragoza. «Kuza» fue una petición expresa de Clemente, que lo definió como “Es diez veces más “hijo puta” que Pizo Gómez”. Pizo acababa de llegar al Espanyol de la mano de Clemente y en dos partidos con su entrega e implicación, y eso que venía cedido, se ganó a la afición. De hecho, el eibarrés lo primero que hizo al estampar su firma con el Espanyol, fue pedir libros de historia del club para conocer mejor al Espanyol, algo inusual en aquellos tiempos y en los que corren.
El representante Iñaki Urkijo clave para la llegada de los rusos
La llegada del cuarteto ruso, más la dirección de Clemente, fueron básicas para lograr una milagrosa salvación, que se firmó en la última jornada en el desaparecido Atocha, gracias a un gol de Moj, el ruso menos brillante de los cuatro, pero que siempre será recordado por ese gol salvador en San Sebastián.
Korneiev, Galiamin, Moj y Kuznetsov
Estuvieron pocos años, pero dejaron una huella innegable y todos recordamos su presencia como algo positivo en unos años negros para la entidad. De allí mi pequeño tributo a estos jugadores que de la mano de Julio Pardo hicieron que Sarrià viviera su particular Revolución Rusa.
Deja una respuesta